APRENDIZAJE: Produce aprendizaje de contenidos curriculares (en centro de educación formal) y de otros valores solidaros que devuelven al actor: habilidades sociales, autoestima, de participación ciudadana y de valores humanos.
SERVICIO: la finalidad del proyecto es realizar un servicio a la comunidad. Un servicio auténtico que responda a necesidades reales del entorno próximo o global. Un servicio que no es asistencialista, sino transformador.
INTENCIONALIDAD: No es una práctica de simulacro ni se produce de manera azarosa. Se programa y se estructura para que el servicio sea de calidad y permita extraer toda la dimensión pedagógica de las acciones y vivencias.
PARTICIPACIÓN: se fundamenta en la participación activa y el protagonismo de chicos y chicas (o jóvenes, o adultos, según el tipo) superando propuestas meramente informativas. Los protagonistas intervienen en el diseño de las fases del proyecto.
REFLEXIÓN: no es suficiente realizar una acción. Los protagonistas se detienen a comprender y atajar, en su medida, las causas de las necesidades detectadas: desigualdad, insolidaridad, xenofobia… Todo para superar actitudes paternalistas y comprender lo mucho que aprenden con el servicio que prestan.
EVALUACIÓN. Evaluar es comprobar que se consigue lo pretendido. En consecuencia, es importante incidir en la necesidad de tener previsto el modo